Viernes 13, supersticiones y exámenes: ¿suerte o estrategia?

El viernes 13 siempre ha tenido mala fama, como ese compañero de clase que nunca estudia pero aprueba “por suerte”. Sin embargo, en Francia —cuna del pensamiento crítico y de los quesos que huelen a verdad— la historia detrás de esta fecha y su relación con la suerte en los exámenes es más rica (y más absurda) de lo que crees.

🔪 Un poco de historia sangrienta (merci, los templarios)

La leyenda negra del vendredi 13 tiene raíces medievales. El 13 de octubre de 1307 (sí, viernes), el rey Felipe IV de Francia ordenó la detención masiva de los Caballeros Templarios. Torturas, ejecuciones, y una maldición legendaria (que ni Netflix ha superado). Desde entonces, el viernes 13 quedó asociado al infortunio, la traición… y, en algún rincón de la historia, a ese presentimiento de que “hoy algo va a salir mal”.

Pero no te dejes impresionar. Como diría un buen profe francés: “connaître l’histoire, c’est déjà déjouer la peur” (conocer la historia es empezar a desactivar el miedo).

🍀 ¿La suerte? Es para los que madrugan… y repasan

En Francia, a diferencia de lo que creen algunos estudiantes internacionales, la suerte no se espera. Se provoca. No es un golpe de azar, sino más bien el resultado de una cadena de hábitos, errores, cafés y fichas de revisión bien sudadas.

Voltaire, que de suerte sabía poco y de esfuerzo mucho, ya lo decía:

“La chance est un mot vide de sens ; rien ne peut remplacer le travail.”

(“La suerte es una palabra sin sentido; nada reemplaza al trabajo”).

💡 ¿Y qué tiene que ver esto con los exámenes?

Todo. Porque hay dos tipos de estudiantes ante un examen en viernes (o viernes 13, para los más dramáticos):

  1. Los que temen la fecha y buscan excusas místicas.
    “Es que hoy es un mal día, me duele la energía cósmica, Mercurio está en retroceso”.
  2. Los que entienden que aprobar un examen no depende del día, sino del camino.
    “He dormido, he estudiado, y hasta he practicado con mi profe nativo. Que venga el dragón.”

🥐 Bonus francés: rituales que no hacen daño (pero tampoco milagros)

Vale, puedes llevar tu porte-bonheur (amuleto), repetir “merde” antes del examen y comer un croissant mantequilloso por los nervios. Pero hazlo después de haber trabajado. Porque la verdadera suerte en un examen se parece a una receta de cocina francesa: necesita tiempo, técnica y un poco de pasión.

Conclusión: El viernes 13 no decide tu destino. Tú sí.

Al final, ni el calendario, ni las supersticiones, ni los números malditos tienen el poder de definir tu resultado. Lo que verdaderamente cuenta no es el día del examen, sino todo lo que hiciste antes de llegar a ese día.

Porque la llamada “suerte” es muchas veces solo el nombre que le damos al trabajo invisible: esas horas de estudio cuando nadie te veía, esas veces que repetiste los verbos irregulares hasta soñar en francés, esas dudas que te atreviste a preguntar. Eso también es suerte. Pero suerte cultivada. Merecida.

Así que, si te toca un examen en viernes 13, no lo veas como una amenaza, sino como un escenario perfecto para demostrar que estás por encima de los mitos. Que tu preparación pesa más que cualquier superstición.

Y si después de darlo todo, te regalas un croissant… bueno, eso ya es simplemente tener buen gusto.